miércoles, 17 de marzo de 2010

Quizás Perhaps de la semana


  • Mirar más a los ojos de la gente
  • Asumir la cana que tengo, y prepararme para más que vendrán
  • Incorporar definitivamente las espinacas en mi dieta. Ñam
  • Se acabó el ir en metro. Caminar es mucho más divertido, a pesar de los encuentros
  • Incidir en aquello de “cuando el trabajo está hecho, ya no es asunto mío” (min. 2´ 53´´)
  • Comenzar este enigmático libro
  • Acabar este biopic y (re) confirmar que su autor se está haciendo ya mayor
  • Ver por enésima vez esta joya y recomendarla a todo ser humano
  • Ir siempre armado, aunque vaya solo

Team Building

- "Sería un detalle que me sacaras de aquí y me dejaras ir a trabajar".
- No, Otto, quédate un rato más. No cruces las piernas, no mires al suelo, sé natural, sé tu mismo".
- "Si me pides que sea yo mismo, déjame ser yo mismo, JODER".

lunes, 15 de marzo de 2010

Que alguien haga el favor de explicármelo

(not that) Crazy Heart

¡Qué bonico es el amor!

(SPOILER ALERT)
Hay algo en esta película que apesta. Algo poco creíble o simplemente mal contado.
Jeff Bridges y Maggie Gyllenhaal están bien, y Robert Duvall se sale, pero hay algo que no encaja. Las historias de alguien venido a menos que gracias al amor se redime deben tocar más fondo, deben hacernos creer que esa transformación es necesaria, es la única. Aquí todo queda esbozado, mal esbozado. Jeff Bridges -que tampoco es para darle el Oscar- parece que avista el final del túnel desde lejos y entonces da media vuelta. ¡Nooooooo! Para dar media vuelta ante el horror vacui hay que estar casi al final del túnel, con los pies metidos de lleno en el barro , con ninguna noción de que hay otra salida. Maggie Gyllenhaal -que tampoco es la mejor actriz del mundo- cubre el expediente pero adolece de tensión dramática. Quizá el director se exceda enseñándonos lo bien que canta "Bad Bridges Blake" (casi 1 hora y media de la peli va de esto) y luego se da cuenta que le queda poco metraje y lo resuelve todo en diez minutos, quizá no sabe contar historias, quizá no se ha redimido nunca de nada. Quizá todo a la vez.
Una lástima, porque no hace mucho en "The Wrestler" , otra mala-buena película, Mickey Rourke sí (y no sólo por su desmoronamiento físico) tocaba fondo y nos daba lástima, nos creíamos sus ganas de redimirse con cierta vida vivida, se veía el camino que debía y no podía seguir. Pero este cantante de country nunca parece estar en la antesala del infierno, se desintoxica en menos que canta un gallo y consigue un nuevo contrato discográfico tan pronto compone su mejor canción, nacida del nuevo día que vislumbra cuando el alcohol ha desaparecido de sus venas. Por favor, señores, la vida -afortunadamente- no es tan fácil.
Gracias señor director Scott Cooper, por no terminar con momento "chico vuelve con chica ahora que estoy limpio". Eso ya hubiera sido de denuncia.



¡Toma redención!

domingo, 14 de marzo de 2010


Estoy que no paro, tengo historias que contar, pero me falta el tiempo. Y el aguante. Escribir es realmente algo heroico, pardiez. Y se te aplana el culo y la espina dorsal. ¿Cuándo inventarán el procesador mental que lleve a la hoja en blanco las palabras que se conforman en tu cerebro?
Pagaría lo que fuese.

Reading right now


"La evolución de Calpurnia Tate", de Jacqueline Kelly. Puede ser la sorpresa juvenil del año, me interesa la relación del abuelo con la protagonista, una niña de Texas que descubre el misterio de la vida gracias a la teoría de la evolución de Darwin. Edita Roca.

"Alicia en el país de las maravillas", la adaptación a novela gráfica que acaba de editar Glénat. Escribe David Chauvel, ilustra Xavier Collette. Por el revival que ya llega y eso. Precioso.


"La leyenda del santo bebedor", del gran Joseph Roth. Se lee tan rápido que lo estoy ralentizando a sabiendas. Revisionaré la peli con un Rutger Hauer espléndido. Edita Anagrama.

"Las aventuras de un libro vagabundo", de Paul Desalmand. Curioso cuento sobre libros que hablan de sí mismos. Me recuerda un poco a "Firmin", pero eso no es problema. Edita Destino.

Sorry for the Ego Surfing (part 2)

Y cierro ya este capítulo autocomplaciente con los últimos parecidos razonables que me quedaban en el tintero. Insisto: algunos los veo yo, otros los ven los demás. Hay Ottos más jóvenes, hay Ottos más viejunos, pero todos están en el mismo Otto.

Rocco (Otto) Sifredi

Peter Fonda, Otto en 10 años más o menos

Matt Cameron, de Soundgarden

Thomas C. Howell, mirada angst muy de Otto

El padre de sus hijos, el grandioso Carradine

James Spader


Stewart Copeland, ese gafapasta