"Deseaba volver a aprender a mirar, ahora sí, desde cierta altura. La distancia perfecta, la perspectiva idónea. El ruido y la furia de la ciudad no eran necesarios. Buscó y se apoyo en la barandilla, las luces urbanas quedaban ya muy lejos. Visibles aún, perdían todo su poder, provocando incluso cierta risa. Vistas nuevas, ideas nuevas, pensó. Y se lanzó".
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Un ascender a la naturaleza y a la naturalidad elevada, libre, incluso terrible, que juega, que tiene derecho a jugar con grandes tareas.
ResponderEliminarHermoso, Otto
Gracias, Antonio.
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