miércoles, 23 de febrero de 2011

Dark tranquility


Bueno, pues ya está todo en orden de nuevo. El nuevo orden mundial.
Ahora, a escribir toca.

martes, 15 de febrero de 2011

Train kept a rollin´



En breve un esperado viaje en tren. Tercera clase, como debe ser. En "turista", me han dicho en la taquilla de la estación. ¿Acaso la primera o segunda clase no hace turismo también? Ah, no, ellos viajan, perdón. Santos cojones.




Me fascina el tren casi más que el destino.


Daumier, por si no lo había dicho ya, es DIOS.

viernes, 11 de febrero de 2011

Pater Noster, Jacques Prévert


Padre nuestro que estás en los cielos

Quédate allí

Y nosotros nos quedaremos en la tierra

A veces tan hermosa

Como los misterios de Nueva York

Y los misterios de París

Que bien valen los de la Trinidad

Con el pequeño canal de Ourcq

La gran muralla china

El río de Morlaix

Los caramelos de Cambray

El océano pacífico

Y las dos fuentes en las Tullerías

Con los hijos buenos y los tipos malos

Con todas las maravillas del mundo

Que están aquí

Simplemente en la tierra

Al alcance de todos

Esparcidas

Maravilladas ellas mismas de ser tales maravillas

Y sin atreverse a confesarlo

Como una bonita joven desnuda que no se atreve

A mostrarse

Con las espantosas desgracias de este mundo

Que sonlegión

Con los legionarios

Con los torturadores

Con los amos de este mundo

Los amos con sus sacerdotes sus traidores

Y sus reitres

Conlas estaciones

Con los años

Con las chicas bonitas y con los viejos verdes

Con la paja de la miseria pudriéndose bajo el acero de los cañones.

viernes, 4 de febrero de 2011

Cioran rules!

"Habría que decirse y repetirse que todo lo que nos alegra o nos aflige no corresponde a nada, que todo es perfectamente irrisorio y vano.
Pues bien, me lo digo y me lo repito cada día y no por ello dejo de alegrarme o afligirme".

"El aciago demiurgo", E. M. Cioran.

miércoles, 2 de febrero de 2011

martes, 1 de febrero de 2011

Höstsonaten


Y seguimos con más filmografía de Bergman: "Sonata de otoño" (1978).
Aplaudo fervorosamente esta dura película que me descubre a una madura Ingrid Bergman (¡nunca la había escuchado hablar su idioma materno, el sueco!) sacando lo mejor de sí misma en una interpretación magistral, de las que te dejan clavado en la silla. Le sigue a la zaga Liv Ullmann, que interpreta a su hija, y demuestra lo versátil que puede llegar a ser un solo papel en un filme que es casi una obra de teatro shakesperiana.
Nada más y nada menos que el encuentro de una madre con su hija después de siete años de silencio. Ni siquiera es amor-odio, que se dice por ahí. Es toda la vida mal llevada, mal enfocada, mal planteada.
¿Realmente se tienen hijos por las ganas de tenerlos, o hay una presión social más fuerte de lo que pensamos? ¿Cómo quiere una madre a un hijo, y al revés? Estamos hablando de cosas muy serias aquí, de responsabilidad ante tu prole, de saber estar ahí, de dar vida y acompañar esa vida. Película que remueve tus adentros, desde luego.
Con una agudeza psicológica de primer orden, Bergman vuelve a meter el dedo en la llaga de las relaciones paternofiliales, de las relaciones humanas al fin y al cabo. Me fascina cómo está filmada la película: cámara casi quieta, casi como si fuera una espía de los hechos. No participa pero escucha y analiza, no se mete en las habitaciones pero mira muy adentro de los personajes. Hay escenas que parecen cuadros de Friedrich o de Vermeer, hay paisajes noruegos oníricos, caras contrahechas, gestos torcidos, lloros, risas, reproches, gritos y susurros que anticipan cierta película de Haneke y algunas otras más de otros directores. Bergman dirige un cine humano. Demasiado humano.
Mención especial a las piezas de piano que conforman las sinfonías del film:

Preludio nº2 en La Menos, de Chopin
Suite nº 4 en MiMenor, de Bach
Sonata en Fa Menor, Opus 1, de Handel