lunes, 22 de agosto de 2011

High Society



Días hace que vengo pensando en escribir algo relacionado con una familia, o con varias. Eso me ha hecho pensar en las clases sociales, esa entelequia que no lo es tanto y que podemos ver muy bien descrita en novelas especialmente decimonónicas, pero también de los primeros...treinta años del siglo XX. Y en películas también, claro.
Pensaba en cómo acercarme a una familia de mi propia invención, con los rasgos característicos de una familia nuclear, de clase media, con sus más y sus menos, sus lugares comunes, etc...
Pero también quería pretender ahondar en los fundamentos de otra familia, ésta de clase alta y a poder ser inglesa, y me quedé en blanco más veces de las esperadas.
Pensaba en aquello de "vivir algo para escribir sobre algo", y cosas por el estilo.
¿Es necesario vivir algo para hablar de ello?
La cosa ofende, claro que no.
¿Dónde estarían sino la imaginación, la proyección, las fuentes de inspiración, la inventiva por convección, etc...?
De repente, releyendo a Somerset Maugham, un autor siempre reivindicable, me encuentro con una cita que incluye de su querido Henry Fielding al respecto de este tema y en concreto referente a los autores ingleses y su específica dificultad de aproximación novelesca a la clase alta (entiendo que extensible a cualquier otro país):
"Una de las razones por las que muchos escritores ingleses han fracasado con estrépito al describir las costumbres de la alta sociedad podría ser que en realidad no saben nada de ella. (...) Pero sucede que a este orden superior de mortales no puede vérseles, como al resto de la especie humana, en las calles, las tiendas y los cafés: tampoco se exhiben, como los animales, a tanto la pieza. En una palabra, es éste un espectáculo al que no se permite la entrada a quien no cumpla uno u otro de estos requisitos, a saber, título o fortuna, o, lo que es equivalente a ambas cosas, la honorable profesión de jugador. Y, para gran desdicha del mundo, las personas que cumplen estos requisitos rara vez se preocupan de asumir el mal negocio de la escritura, en el que ingresan por lo general personas de las clases más bajas y pobres, pues es un negocio que muchos piensan que no requiere ningún tipo de establecimiento para montarlo."


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