lunes, 26 de diciembre de 2011

Radetzky

Franz Ferdinand kaputt

Leyendo ando "La marcha Radetzy" de Joseph Roth, disfrutando como un enano con las descripciones, los ambientes, los caracteres y el narrar, fluido y veloz, del autor austrohúngaro (nació en la parte alemana del famoso imperio, en la zona conocida como Galitzia y que ahora vendría a ser el este de Alemania) que tanto me gusta.
En el primer capítulo, Roth se ventila una batalla crucial (la batalla de Solferino) y casi tres generaciones de la familia Trotta.
Atención a la descripción -maravillosa y apasionada- del protagonista, Joseph Trotta, de la que no me he podido librar en todo el día:

"Poseía una dotes militares de tipo medio, de las que daba prueba medianas en las maniobras anuales, era un buen esposo, desconfiado con las mujeres, no frecuentaba el juego, era hosco pero justo en el servicio y enemigo acérrimo de cualquier mentira, de cualquier actitud poco varonil, de la posición cobarde de quien rehúye los compromisos, decididamente opuesto a la alabanza fácil y a toda especie de ambición. Era un hombre tan sencillo y de actitud tan irreprochable como su propia hoja de servicios, y únicamente la ira, que a veces le dominaba, habría permitido apreciar, a quien conociera bien a los hombres, que también el alma del capitán Trotta estaba sumida en los abismos profundos donde duermen las tempestades y las voces desconocidas de los antepasados sin nombre".

¿Me lo parece a mi o es magistral? ¡Qué modo de retratar a un personaje!

El Imperio Austrohúngaro, su auge y la consiguiente decadencia, detonante de la 1ª Guerra Mundial, coincide no casualmente con una etapa histórica realmente fecunda en producción novelística, musical y, un siglo después, cinematográfica. Desde Banffy a Roth o Lampedusa quiero leer todo lo posible al respecto. Me fascinan los períodos históricos que anteceden a grandes desastres bélicos. ¿Por qué? Porque todo lo que late y hierve tiene que precipitar y explotar. Y eso es algo inherente en el ser humano, algo que con la perspectiva del tiempo se debería ver venir y no se ve.


Escudo del Imperio Autrohúngaro

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