martes, 22 de septiembre de 2009

Fly like a butterfly...

Llegar y recibir. Un gancho. Un gancho perfecto, bien dirigido a la mandíbula. Y notar el crujido de los dientes chocando entre sí, el sabor de la sangre mientras la tragas sin querer. Y la nariz, doblegada como una goma, sin tabique, los músculos de la cara retorciéndose sobre sí mismos como una peonza, el ojo que baila y no mira a ningún sitio porque no puede más”.

A Otto siempre le gustó el boxeo. Buma ye. Siempre quiso zurrarse con alguien de pequeño, pero tuvo pocas ocasiones. No es que busque pelea, pero lo del gancho perfecto le tira. Y cuando uno vuelve de lejos y quiere paz y no la encuentra, pues le vienen ciertas imágenes a la cabeza. Buma ye.


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