domingo, 6 de marzo de 2011


Me congratula ver que desde siempre ha habido sabios advirtiendo y señalando cosas que algunos consideran flagrantes a día de hoy, en 2011. Avispados observadores de la realidad, artistas o no, sensibles sí, que supieron descifrar el signo de los tiempos que vivían.
En 1825, Goethe escribió una carta a Carl Friedrich Zelter, donde decía lo siguiente:
"Mi querido amigo, en el presente todo es ultra, todo tiene una trascendencia continua tanto en la forma de pensar como en la de actuar. Nadie se conoce a sí mismo, nadie conoce el elemento en el que trabaja y evoluciona o la materia en la que se ocupa...se ejerce demasiado pronto una gran presión sobre los jóvenes que luego son arrastrados por la vorágine del tiempo; lo que todo el mundo admira y cada uno busca es la riqueza y la velocidad; el ferrocarril, el correo urgente, los barcos de vapor y los servicios de comunicación son los medios que el mundo desarrollado utiliza para avanzar y lo que hace que se atasque en la mediocridad. Este fenómeno es además el resultado de la generalidad, de la banalización de una cultura media, intentemos, en la medida de lo posible, mantener nuestro estado de ánimo y entonces, tal vez con algunos otros, seremos los últimos de una época que no volverá pronto".

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