martes, 3 de julio de 2012

Kafkiano, de Kafka


Tal día como hoy, en Praga, capital de Checoslovaquia, nacía Franz Kafka en 1883.
No hablaré aquí de su obra y su influencia, su estela eterna y su vigencia. No.
Me gustaría poner en entredicho la fama de pesimista, oscuro, retorcido y...kafkiano.
Entendiendo como kafkiana una situación absurdamente complicada, extraña, enrevesada. Osea, toda situación, ¿no? Lo de kafkiano cansa, por su mal uso, su abuso, su condición de comodín de cualquier evento que resulta diferente del resto. Lo que ocurre es que no hay eventos diferentes del resto, hay distintos modos de vivirlos, pero son siempre los mismos.


Kafka era un escritor optimista, y lo digo en serio. Léanlo y entenderán por qué.
Una de sus frases que más me marcaron cuando era un imberbe teenager y quería comerme el mundo (siempre recordaré mi primer salida al extranjero: fui a Praga, claro, a venerar la casa y las calles de la ciudad que vió nacer al autor) era esta: "No desesperes, ni siquiera por el hecho de que no desesperas. Cuando todo parece terminado, surgen nuevas fuerzas. Eso significa que vives".
¿Escritor pesimista, dicen? Ni hablar.





2 comentarios:

  1. Politzer dice de En la colonia penitenciaria:
    El verdadero héroe del relato, el "aparato singular", sobrevive a pesar de su destrucción, inconquistado e inconquistable. Kafka no encontró un final para las visiones de horror que le perseguían.

    O, como el mismo Kafka escribió en un aforismo redactado en 1920: "Unos niegan el infortunio señalando el sol, él niega el sol al señalar el infortunio".

    George Steiner
    Lenguaje y silencio

    Miu ameno Otto
    Feliz verano

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  2. Feliz verano, Antonio, y gracias por tus sabios comentarios.

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