A ver, que yo ya sé que lo de "do the right thing" ya no se lleva, lo de ir a la escuela para estudiar, al trabajo a trabajar, a la cocina a cocinar y al Parlamento a decidir ya no es cool, ya no procede. Vale, ok, admitido.
Pero es que de castaño a oscuro empieza a pasar a un negruzco requemao que huele más que a chamusquina. Osea que ahora pedir permiso y pedir perdón o agradecer tampoco es de recibo. ¡Es que ni siquiera está bien visto!
Cristina Fallarás decía hace muy poco que ya sólo le cae bien la gente mayor. Odio estar de acuerdo, pero la realidad me lleva a suscribir su sentencia.
No entiendo a los NINIS ni a sus padres ni a la educación de chichinabo que dan y reciben y no quieren dar ni quieren recibir. No lo entiendo.
Osea que ahora la minoría educada es la proscrita, la que "no mola", la que "pringa", la "nerd" de los años noventa, ¿no?
Osea que la idiocia consensuada y consentida es la que predomina y la que -válgame dios- nadie debe cambiar, no vaya a ser que todo se desmorone y nos pongamos a educar bien y a salvar este -ya prácticamente insalvable- país en el que (mal) vivimos.
¡Habrase visto!
Somos estatuas sin cuerpo, cuerpos sin cabezas, restos de bustos, de mármol agrietado sin valor alguno, sin ni siquiera una mísera columna donde caernos muertos. No interesamos, no nos quieren ver a su lado, en el mismo vagón del tren, no estamos con ellos.
NI GANAS, VAMOS, NI GANAS.
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