viernes, 6 de enero de 2012

"Es pa los niños"

Viendo ayer pasar a los Reyes Magos por el centro de la ciudad volví a pensar en aquello de la Disneyficación de la sociedad, del entertainment, del espacio público y del imaginario infantil y juvenil. ¡¿Tanto han cambiado las cosas o soy yo?! ¿Hacía falta mirar tanto hacia Tim Burton y sus refritos de Gorey para repintar todo lo infantil de un tiempo a esta parte?
Bajo mi humilde punto de vista, creo que no queremos ni tener ni dar miedo. Nos asusta la idea de asustarnos y de asustar. A nosotros y a nuestros niños. ¿Qué demonios nos pasa?
Había un tiempo en que el mal era el mal y los misterios eran eso, misterios. Y los niños teníamos miedo de algunas películas, algunos vecinos extraños, ciertas calles y la Cabalgata de los Reyes Magos. Bueno, cuidado: no quiero decir que sólo pasásemos miedo. No. Era miedo y excitación, y diversión también, pero menos azucarada que ahora. Eso lo tengo muy claro.
Lo advierto en el cine, en los libros ilustrados, en los talleres para niños, en toda cultura alrededor del niño y del teenager también. Las comparsas de un desfile de Reyes Magos no pueden parecerse tanto a un festival brasileño o una fiesta de pueblo. Los Reyes Magos no deben ir acompañados de starlettes y pin ups, de pajes que parecen descartes del Cirque du Soleil, de sonrientes y recauchutados compañeros de un Oriente de Disney de tres al cuarto.
No da miedo. No da respeto. Los Reyes Magos vienen de Oriente, pero no de un Oriente de harenes y coreografías de musical barato; los Reyes Magos y todo lo que tiene que maravillar a un niño no debe estar diseñado por directores de casting crecidos con "Grease" y/o "Siete novias para siete hermanos". No, no, y no. Hay algo que se les escapa, algo que no me llega, o algo que me llega demasiado (la primera época de Tele 5 en este país hizo mucho daño) y no quiero que se instale (cuando ya está en el ADN de cualquier celebración -deportiva o pseudo cultural-) en el imaginario de nadie.
¿Llego tarde? Desde luego.
¿Parezco un reaccionario?
Lo sé.
Bah...
¿Y por qué estoy escribiendo sobre esto si a mi los malditos Reyes Magos me importan tres cominos y no tengo hijos ni nada que se le parezca?

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