lunes, 30 de abril de 2012

Esperando a Godot

El 13 de mayo de 1993 decidí interpretar esta obra teatral de Samuel Becket como trabajo de fin de curso en la escuela de teatro en la que me dio por estudiar. Leí la pieza y me quedé a cuadros. Oscura, lúcida, fácil y complicada, absurda y transparente al mismo tiempo.


Lo extraño de todo esto es que a día de hoy, casi 20 años después, sigo recordando varios pasajes de mi papel (Vladimir) de memoria. Como un mantra de un pasado que no fue mío, viene a mi cabeza una frase y otra, una respuesta a Estragón, un gesto, una mirada. 
¿Esperando a qué? A Godot. ¡Qué pretencioso eres en esas edades! Bob Dylan decía "Oh, but I was so much older then, I´m younger than that now". Pues eso. Que suscribo, vamos.
Hoy he encontrado una milimétrica adaptación fílmica de 2001 sobre la obra de Beckett, y no he podido evitar tragármela del tirón, té arriba, te abajo. Y ese acento inglés. Y ese decorado tan Brechtiano. Ay... ¡qué tiempos de ensayos y delirios de grandeza!

-Estragón: No hay nada que hacer
-Vladimir: Empiezo a creerlo. Durante mucho tiempo me he resistido a pensarlo, diciéndome: Vladimir, sé razonable, aún no lo has intentado todo. Y volvía a la lucha. 

Esta era mi primera frase, la primera que el personaje de Vladimir suelta en la obra. Toda una declaración de principios. Nothing to be done. Ese mantra que 20 años después sigue presente en mi cabeza, fresco como una rosa.

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