lunes, 16 de abril de 2012

SSSSSSSSHHHHHH!!!!


Fantástico artículo de Andy Welch para el NME sobre el insoportable fenómeno de los charlatanes en conciertos. Una lacra. Un virus que debemos erradicar desde ya.
Todo empezó en la noche de los tiempos pero para mí comenzó en una sala de Madrid, el año pasado, intentando ver (y escuchar, que de eso se trata) a Sr Chinarro. Pero que pongo Madrid porque fue flagrante, pero sucede en Barcelona, Londres, Tombuctú y Camberra.
¡Estoy hasta los mismísimos de la gente que va a un concierto a hablar!
Me congracio sobremanera con el periodista inglés y sus divertidas arengas contra los charlatanes, pesados, mentecatos y peleles que se ponen a hablar de fruslerías (o de temas capitales, si es que da igual) en medio de un concierto. ¿Acaso se permite hablar en medio de una obra de teatro? ¿O mientras el acróbata ofrece su más peligroso salto en el espectáculo circense de la carpa de turno? ¿Comentar la jugada en el cine? Yo hay cosas que no entiendo. ¿Es tan difícil esperar a que acabe el show? ¿O simplemente no joder la marrana a los que han ido a disfrutar del concierto?
Vuelvo a Madrid. Allí, a la segunda canción acometida por Luque, me giré, miré con-mi-mirada-asesina al par de imbéciles charlatanes y les espeté aquello "¿A qué cojones habéis venido? Calláos de una puta vez!" . Y funcionó. Funciona. It works! Así que dadles caña. Rienda suelta. Tolerancia cero ante padres que vienen a hablar de sus hijos, novios que vienen a decirse cositas en primera fila, maduritos con cervezas calientes dando la brasa, fan-fatales con falta de educación elemental. No pasaréis, no. Ahí estaré yo, con mis trucos, mis quejas de "Enjoy the Silence". Porque ya está bien. Un respeto. Primero por los músicos, claro. Y luego, needles to say, por las personas que hemos pagado para intentar escucharlos. Ea.

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