Será la luna (que decían !!!) o el solsticio de verano con sus noches cortas y malditas, no lo sé, pero cada vez que sube el calor me da por esccuchar música más oscura. A priori debería ser al revés ¿no? El sol, ropa ligera, bebida fresquita en terrazas y la brisa del mediterráneo, pero a mi me da por encerrarme en mi mismo con canciones tirando a tétricas. He recuperado los discos de Bauhaus, uno de mis grupos de toda la vida, no podría vivir sin ellos. Y Echo & The Bunnymen, y The Cure y Fields Of The Nephilim y…mi famoso vinilo de Chopin, titulado “Tristesse”, con una colección de preludios, polonesas y mazurkas que te dejaban el cuerpo listo para...mmm...
Recuerdo hace años hablar de esto con J. N. y con R. A. y otros compañeros de andanzas nocturnas, y solía ocurrirme lo mismo, así que nothing to worry about. Cuando a ellos les apetecía escuchar música más solar, cálida, funky o incluso metalera pero agresiva y veloz, a mi me daba por las notas bajas, los ritmos cansinos y melodías tirando a suicidas.
Recuerdo hace años hablar de esto con J. N. y con R. A. y otros compañeros de andanzas nocturnas, y solía ocurrirme lo mismo, así que nothing to worry about. Cuando a ellos les apetecía escuchar música más solar, cálida, funky o incluso metalera pero agresiva y veloz, a mi me daba por las notas bajas, los ritmos cansinos y melodías tirando a suicidas.
Dicho lo cual, sera cuestión de ponerse a recuperar:
- “A Forest”, mi tema vampírico-veraniego favorito.
- “The Hunger”, mi peli vampírica-veraniega favorita
- May Sinclair y sus “Cuentos extraños”, mi autora vampírica-veraniega favorita.