Como gritar en el desierto o hablar debajo del agua, así se siente uno cuando se queja donde no debe. Y es que los domingos nunca estuvieron hechos para vivirlos. Y ya puestos, los lunes tampoco. Por cansinos, por lo que tienen de eterno retorno, por antipáticos y porque sí.
Ahora recuerdo aquella canción y pienso que alguien debería componer alguna mucho mejor para abolir los lunes, menos facilona y new age, más incisiva y rompepelotas.
La foto, by the way, está tomada en Rosa Luxemburg Strasse, en Berlín. El grafitti duró del domingo pasado al lunes pasado. Ironías de la vida.
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