domingo, 22 de febrero de 2009

Coraline

Otto ha leído esta tarde “Coraline”, de Neil Gaiman, adaptación al cómic de la novela homónima escrita en 2002. Recién editada por Roca editorial e ilustrada por P. Craig Russell, “Coraline” tiene las influencias habituales de Gaiman -Poe, Carroll, Miyazaki (sí, también) y muchos autores más-, e incluye todo lo necesario para gustarle a Otto: puertas que se abren en determinadas circunstancias, espejos que reflejan lo que les apetece, casas victorianas, animales parlantes y almas robadas. Nada nuevo, vamos, dentro del género. Pero hay un problema en esta adaptación, bajo mi punto de vista: el ilustrador. P. Craig Russell -americano de Ohio- había hecho algún que otro Batman, Star Wars, Conan, algo de Sandman, claro,  y hasta una serie basada en “El libro de la selva”. Hasta aquí, todo bien. Lo que ocurre es que, leyendo atentamente algo tan inglés como “Coraline”, uno tiene la sensación de que no hay nada inglés en la adaptación. Es decir, en ningún momento uno cree estar leyendo/viendo algo que transcurre en Inglaterra. Sí, lo sabemos, una casa victoriana en medio de la campiña británica no tiene por qué reflejar nada más que eso, pero me refiero al espíritu y las referencias gráficas de Russell. Es un magnífico dibujante -trazo rápido, línea clara, a veces accidentada pero ciertamente interesante-, pero creo que no tiene química con Gaiman. O al menos no en esta ocasión. ¿O quizás Gaiman lo quiso así y me estoy colando? ¿O quizá Gaiman es tan americano ya -lleva viviendo allí desde hace la hueva- que ha perdido su british touch? Y, claro, ya hay adaptación de esta historia a la gran pantalla, dirigida además por Henry Selick. Sí, el de este clasicazo. Es una peli de animación stop-motion rodada en 3D y alta definición que acaba de presentarse en el Dublin Film Festival. Aquí el trailer. Y sí, la música también es de Danny Elfman, qué esperábais. Y Gaiman está muy contento con todo esto. En serio. Otto no tanto, to be honest. Y el 3D se lo podían haber ahorrado. E intuyo que la cosa vendrá con toda la caballería de merchandising y bla bla bla. En fin.

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