martes, 21 de abril de 2009

Super powers no more?

Gracias al gran P.P., que me ilumina diariamente con su clarividencia comiquera, releo a los grandes de Marvel y DC con fruición y redescubro viñetas que permanecían oxidadas en mi memoria. De hecho, P. P. me ha hecho recordar que el superhéroe favorito de un imberbe Otto fue siempre Spiderman. El Spiderman de los chascarrillos acertados, el que llevaba sobre sus hombros un pesar de drama griego, el que disparaba fotos desde localizaciones imposibles y procuraba conciliar una vida “de persona normal”, con relaciones y trabajo nine to five y esas cosas. Lo de Raimi mejor ni nombrarlo. Que le den. Para mi no captó nada, y lo siento porque admiro al director en cuestión, pero realizó una trilogía de pelis pensada para sus niños pequeños. Lo cual está muy bien, pero yo no se lo compro.

A lo que iba, que Spiderman mola.

Un gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Eso es una sentencia y lo demás son tonterías. Lo que me lleva a Peter Parker y al talento que se le ha otorgado y la responsabilidad que supone explotarlo, ponerlo al servicio del mundo. El talento, qué cosa más extraña… Se tiene o no se tiene. Y luego está lo de sacarle provecho. En aquella peli dirigida por Robert De Niro que me puso tan nervioso, se hablaba del talento malgastado, un término que me pone de mala leche, no sé por qué. ¿Hay que usar el talento se quiera o no? ¿Hay que renunciar a ponerlo en práctica si no nos proporciona placer?  Bufff... y sobre personajes de la literatura y del cine que renuncian a su poder/talento y luego -por caprichos del destino o porque les corroe algo por dentro- no tienen más bemoles que volver a ponerlo en práctica me encantará un día hacer una entrada en este blog. Porque la cosa da juego que no veas. Por veinticinco pesetas…tic…tac…tic…tac…”Una historia de violencia” (vaya, qué casualidad, basada en un buen cómic, ja!). Bueno va, cierro ya, que “mi talento” para evitar dormir es inconmensurable. 

Gracias, Stan Lee, gracias, Steve Ditko, gracias, John Romita por todo, leñe. ¡Y que viva Spidey!


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