martes, 30 de junio de 2009


"¡Oh, alabada sea la belleza de esta tierra; la belleza y la florescencia y el gozo que provoca! Ya hemos vivido anteriormente y volveremos a vivir en el futuro. Podemos esperar un mundo venidero mejor que éste, ya que venimos de uno peor. El demonio de los Principios está cada día más alejado de los sucesivos mundos: es el detestable obstáculo del caos, y en cada nueva translación lo vamos dejando atrás."

Extracto de "Pierre o las ambigüedades", de Herman Melville, una joya que estoy leyendo con fruición y a deshoras, como se leen los mejores libros.

miércoles, 24 de junio de 2009

Ella siempre dice "Sí"


Tal día como hoy, hace 105 años en Dublín, un tal James Joyce se encontró con Nora Barnacle en la calle. Él tenía 22 años, ella 20. Su atracción es recíproca e inmediata. Ella, pelirroja revoltosa, dice Sí a la sexualidad, algo que ninguna joven decente haría en aquella época. Rebelándose contra el orden social, parten, sin estar casados, hacia Suiza, donde Joyce enseña inglés. Hasta el fin de su vida Nora le apoyará en su obra de escritor. "Ulises" transcurre durante la jornada del 16 de octubre de 1904 en Dublín. El libro, publicado en 1922 y perseguido por obsceno, termina con el famoso monólogo de Molly Bloom, esposa del héroe: "(...) me pidió si yo quería sí decir sí (...) le atraje hacia mí para que sintiera mis senos perfumados sí y su corazón latía como loco y sí dije sí lo deseo Sí".

Recuerdo que Otto leyó en voz alta, y junto a 6 compañeros de la escuela de teatro, el "Ulises" de cabo a rabo en la Plaza del Pi de Barcelona el verano de 1993, en el tiempo que dura la novela, osea, en 24horas. Lectura en tiempo real, vamos. Qué adolescente era todo, dios.

Por cierto, que Marilyn leyó en su día el "Ulises". para muestra, un botón:

martes, 23 de junio de 2009

Arañando por aquí, arañando por allá...

No sé, debe ser la sangre o algo en mi ADN, pero yo atraigo a los bichos. A los bichos que pican y se cagan y se meten debajo de mi almohada. Sí, sí, debajo de la almohada. Hace unas horas, mientras me levantaba con cierto picor en el muslo y me disponía a hacer la cama, ha aparecido, DEBAJO DE MI ALMOHADA, una araña de tamaño considerable. ¡UNA ARAÑA!
Admito que de pequeño, en el bosque, debí matar algunos insectos y hasta metí algunos saltamontes en potes de garbanzos vacíos y cosas por el estilo, pero por favor, Sra. Madre Tierra, tenga piedad de mí. Hace dos semanas me convertí en John Merrick porque una avispa me picó en el párpado en Cadaqués, hace dos semanas y dos días una paloma dejó su marca en mi camisa y mi cabeza, esta mañana una araña -marrón clarito y con las patas muy encorvadas- me ha picado en la pierna y se ha quedado plácidamente debajo de mi almohada para volver a intentar algo esta noche. ¿Cómo debe ser vivir debajo de una almohada con el peso de una cabeza de un tipo de mi edad encima?
Por favor, que me dejen en paz, decidme qué he de hacer para pagar mi deuda, para redimirme, no sé, para detener a LAS ARAÑAS QUE SE METEN DEBAJO DE MI ALMOHADA, DAMN IT!
¿Qué será lo próximo? ¿Bandadas de monos de culo rojo esperándome encima de la bicicleta?
Gusanos de pesallida Gigeriana dentro de la nevera? ¿Mujeres gigantes cortándome el paso on the way to work? ¿Una mujer araña gigante? Puestos a pedir...

lunes, 22 de junio de 2009

Berlin walls

No, no lo sabía...


No será tanto...


No son monstruos, hombre...




Summer reading (II)

Ahora va de cómic:

  1. "La extraña historia de la isla Panorama", de Suehiro Maruo. No sé qué puedo decir de Maruo que no se haya dicho ya. Perverso, pervertido, elegante como pocos, un maestro del malestar y el vicio. La historia está basada en la novela homónima escrita por un tal Ranpo Edogawa. Yo me entrego siempre a Maruo, pero admito que no es mainstream, claro. Aunque en esta ocasión se ha controlado con las vísceras, cosa que a muchos no les gustará. Anyway, obligada lectura.
  2. "The Acme Novelty Library", de Chris Ware. Compilación de historietas del autor del intocable "Jimmy Corrigan". Aunque ahora sea muy cool y eso da rabia, vale mucho la pena leerlo a pesar del gafapastismo que hay detrás. Por cierto, interesante entrevista a Corrigan aquí.
  3. "Ot, el bruixot", de Picanyol. Los que lo leíamos de peques en Cavall Fort, dejamos escapar una lágrima cuando se reeditó la compilación de sus tiras hace dos meses. Picanyol gasta un humor especial, inocente, naïve, pero -a pesar de lo que digan por ahí- creo que ha envejecido bastante bien. Otto siempre jugó a ser Ot con sus hermanos. Qué tiempos…
  4. "Endurance", de Luis Bustos. Mira que a Otto la historia del pesado de Shackleton en la Antártida le seduce más bien poco… Mira que lo de documentar una hazaña similar y hacer de ella un documental, una película, una exposición y una retrospectiva me cansa. Pero no sé, Bustos me ha dejado de piedra con su manera de narrar esta epopeya. Bravo, olé, chapeau.
  5. "Tamara Drewe", de Posy Simmonds. No, no es cursi. Bueno, un poco sí. No, no es para chicas. Bueno, un poco sí. Sí, se podía (y se puede) leer en el Guardian, joer.


lunes, 15 de junio de 2009

Summer reading

A ver, para este verano que ya está aquí, recomendaciones novelescas:

Para leer en un atasco, en un ascensor, en la sala de espera del dentista o el otorrinolaringólogo, en el metro mientras los demás leen la maldita prensa:

  1. Semmelweis”, de "the one and only" Céline. Edita Marbot. Céline retrata la historia del médico húngaro Semmelweis, y de cómo éste descubre algo (que no “procedía” que descubriera) clave para el futuro de la medicina y de la humanidad. No digo más. Se lee en media hora.
  2. Para disfrutar los mejores cuentos del gran Wolff, en la playa o en la montaña o un viaje largo de tren o avión: “Aquí empieza nuestra historia”, de Tobias Wolff. Edita Alfaguara. Uno de los grandes, placer a mansalva. Envidia. 31 relatos, 10 nuevos. Tic tac, tic tac…
  3. Para los amantes de historias largas, idas y venidas, tensión y demás golpes de efecto: “La soledad de Charles Dickens”, de Dan Simmons. Edita Roca. Novelón. 868 páginas. Sobre ese viaje al abismo que sufrió Dickens cuando casi se mata en un viaje de tren (ya hablamos de esto hace un tiempo en este blog). Su amante del momento, su esposa del momento, sus demonios del momento. Telita.
  4. Para disfrutar como un enano, para descubrir a un ruso más por descubrir: “El don apacible”, de Mijaíl Shólojov. Edita RBA. Leí una reseña y me imaginé teletransportándome desde alguna playa del mediterráneo a las orillas del Don. Pues eso.
  5. Y para terminar con un verano que se intuye movidito: “El rival de Prometeo”, editado por Sonia Bueno y Marta Peirano para Impedimenta. Uno de mis temas favoritos de siempre: robots, autómatas, doppelgangers... Con un profe pedante de apellido que rima con formol (no por nada) estuvimos dándole vueltas a los rivales de Prometeo durante dos trimestres en la facultad. Y todavía me debe una explicación de la nota que me puso. ¡Y una peli, pardiez, el muy listillo me debe “Blade Runner”! Damn...

viernes, 12 de junio de 2009

"Seguro que entrando en el apartamento de esa mujer se aprende mucho. Me refiero a entrar a hurtadillas, esconderse y observar."

jueves, 11 de junio de 2009

Belleza robada


Bufff. Qué más queremos para empezar el día de hoy.
CHLOË SEVIGNY.
Me dicen que la serie actual en la que aparece está bastante bien. Hombre, comparte planos con Bill Paxton, Bruce Dern y Harry Dean Stanton, lo cual ya dice bastante. Y encima va de poligamia y mormones. Bad combination.

miércoles, 10 de junio de 2009

Max und Moritz


La persecución de una mosca por un frustrado sesteante durante 15 viñetas en una entrega de 1861, la exposición del problema de un dolor de muelas y de su arreglo en un episodio de 1862 con 25 viñetas, y en el mismo año, la historia de un dormilón obstaculizado en sus propósitos por una pulga. Cosas así narraba e ilustraba Wilhelm Busch, un maestro precursor del cómic.
A Otto siempre le encantó su obra capital, "Max und Moritz", fechada en 1865, donde se cuentan las andanzas de dos gemelos que destruyen el orden de su alrededor hasta extremos alucinantes.
La inclinación de Busch a la crueldad mediante satíricos relatos en imágenes puede detectarse ya en un fragmento de una carta que escribió a un amigo: "¿Nunca has sorprendido la expresión de los niños cuando miran a un cerdo matar? ¿No? Pues recuerda la expresión de la Medusa. La muerte, la crueldad y la voluptuosidad se reúnen allí." Glups. Otto leyó y releyó esta historieta cuando era peque, y siempre encontró que las miradas de los niños eran devastadoras. Otto se compró tres ediciones de "Max und Moritz" hace poco y sigue disfrutando como un enano observando las viñetas de Busch, quien, por cierto, también ilustró "Hänsel und Gretel".
Lo de "Max und Moritz" en Alemania es demasié. Estos gemelos son iconos, mitos literarios; son parte del imaginario germano y sobre el relato se han hecho miles de versiones, relecturas, adaptaciones, series de tele, series infantiles, series porno, sellos, pegatinas, merchandising para parar un tren. Otto entró hace poco en un bar berlinés que llevaba el mismo nombre. Pero nadie, NADIE lo ha traducido al español. ¿Alguien querrá editar esta maravilla en castellano?
Otro día hablaremos de contemporáneos de Busch, como Caran D´Ache (sí, sí, el que luego dió nombre a los famosos lápices), Gustave Doré y Cham. Todos muy muy grandes y reinvindicables at any time.


I don´t belong here...

En ocasiones Otto se siente un poco como las chicas de la imagen.
Como si incluso estando en el concierto, prefiriese verlo y disfrutarlo desde lejos.
Como si, por razones que se me escapan, me prohibiera vivir las cosas de cerca.
Como si estar distanciado del ojo del huracán me mantuviese alerta.
Como si hubiera que estar alerta...
Recuerdo -y perdón por la regresión- participar a regañadientes en la obra teatral de fín de curso (8º de EGB), algo de Moliére, creo. Tenía tanto pavor a participar que decidí encargarme de las luces, rogando a la profesora de interpretación que me concediera ese tan poco deseado puesto.
¡Qué bien estar ahí detrás, manejando palancas y siguiendo un guión a rajatabla!
Bastante tiempo después -cómo son las cosas- me sigo sintiendo más cómodo ahí, encendiendo luces, dándole brillo a momentos reseñables, bajando la intensidad ante dramas que no lo son tanto, fundiendo a negro desde la cabina.

lunes, 8 de junio de 2009

Science Museum of London

Ayer, L. R. et moi entramos aquí y vimos lo siguiente:

  • "Dan Dare and the Birth of Hi-Tech Britain"


  • "Plasticity: 100 years of making plastic"


  • "Wallace & Gromit: A World Of Cracking Ideas"



Tres pedazo de expos que recomiendo desde ya.

5 discos para disfrutar estos días

  • “Love Tatoo”, Imelda May En la linea burlesque que últimamente me encanta. Para fans de Amy y todo lo vintage.
  • “Friendly Fires”, Friendly Fires La penúltima apuesta cool de la pérfida albión. Siderales, con Bloc Party como inspiración más clara, con ese acento cockney tan mono y temas que realmente están bien.
  • “The Debut Album”, Flight of the Concords Están pirados estos dos tipos, dios. Como si fueran de Tricatel -aunque edita Sub Pop-, afrancesados, urbanos, funky, tontorrones, cachondos.
  • “Mean Everything to Nothing”, Manchester Orchestra Quinteto de Atlanta que edita su segundo disco y se convierte en todo lo que me apetece ahora: rock crudo, urgente, emocional y auténtico. Gracias, R.A. Mi disco del mes.
  • Journal for Plague Lovers”, Manic Street Preachers Porque los Manics no suelen defraudar, porque rockean como pocos, porque recuperan letras perdidas del líder perdido.

jueves, 4 de junio de 2009

No es un ningún misterio que las canciones provocan estados de ánimo. Pasear por ahí y encontrarse con que el modo random del Ipod ha decidido que para entrar en la oficina debe sonar “Metal On Metal”, de Kraftwerk. O que para salir a comprar el pan el sábado morning te acompañe “The Joker”, de Steve Miller Band. O el revés que supone oir -que no escuchar- sintonías anodinas de emisoras anodinas mientras uno se pide un té, y tiene que aguantarse maldiciendo las radio-fórmulas. También se dan casualidades mágicas cuando de repente te pones a silbar algo de la Creedence y aparecen unas piernas infinitas, no sé. O ves a la Arquette en un cadillac negro y suena lo que suena, claro. 

Pero también ocurre lo contrario. Es decir, ponerse música para generar un estado de ánimo, acompañarse de rabia o ternura o melancolía cuando uno se pone rabioso, tierno o melancólico. Otto sabe enfadarse con bandas sonoras muy concretas, preparar la cena mientras suena Kings Of Leon de fondo o llorar con temas de esos que hemos grabado a propósito en un CD-R guarro que no tiene portada ni la merece.

Y también está lo de vivir en una canción. Sí, sí, QUERER VIVIR en una canción. No ya por el estado de ánimo que provoca (uno puede querer vivir en una balada lacrimógena o en un tema de Slayer forever y no pasa nada), sinó por la comodidad de respirar allí, de cobijarse, de sentirse como en el útero materno. Otto tiene un sketch aproximado de canciones donde podría vivir, que viene a ser algo así como “novelas que uno se llevaría a una isla desierta” (como si en una isla desierta te vinieran ganas de leer, desde luego…), pero siempre está revisándolo, faltaría. Así, a bote pronto, surgen “Beast of Burden”, de The Rolling Stones, “Rave On”, de Buddy Holly, “I Want You” de Bob Dylan, “Seventeen Seconds”, de The Cure, “Sunny Afternoon”, de The Kinks, “Cowgirl in the Sand”, de Neil Young, “Cure for Pain”, de Morphine y tantas otras. Éstas son canciones para congraciarse, de duración y tempo exactos, de comienzos y finales insuperables. Yo quisiera vivir en una canción de los años 50, tipo “Yakety Yak”, de The Coasters, o en la bellísima “Everyday” del ya mencionado Holly, o ya puestos a pedir, en “Wheel of Fortune”, de Jay Starr, que me pone la piel de gallina. Pero mi sueño sería vivir en cualquier tema de Hank Williams, a quien re-escucho estos días. Su estilo es infeccioso, repetitivo, adictivo como pocos. Sus canciones generan algo extraño, te quitan y te ponen años en un segundo, te sacuden, te mueven. Son canciones con pegada. Desde “Jambalaya” a “Crazy Heart”, de “Howlin´ At The Moon” a “I Won´t Be Home No More”. Parecen casi siempre la misma canción -sin serlo-, son como un mantra entonado en medio del desierto de Arizona, o como el gasoil que hace mover las ruedas de una furgoneta destartalada en Wichita Falls. Otto imagina mil situaciones donde la música de Hank Williams encaja sin problemas, pero no sabe cómo hacer para vivir DENTRO de una canción de Hank Williams. Vivir en “I Can´t Help It If I´m Still In Love With You”. 

martes, 2 de junio de 2009

The Paris Sky (Leonard Cohen again)


The Paris sky
is blue and bright
I want to fly
with all my might

Her legs are long
her heart is high
The chains are strong
but so am I