A ver, para este verano que ya está aquí, recomendaciones novelescas:
- “Semmelweis”, de "the one and only" Céline. Edita Marbot. Céline retrata la historia del médico húngaro Semmelweis, y de cómo éste descubre algo (que no “procedía” que descubriera) clave para el futuro de la medicina y de la humanidad. No digo más. Se lee en media hora.
- Para disfrutar los mejores cuentos del gran Wolff, en la playa o en la montaña o un viaje largo de tren o avión: “Aquí empieza nuestra historia”, de Tobias Wolff. Edita Alfaguara. Uno de los grandes, placer a mansalva. Envidia. 31 relatos, 10 nuevos. Tic tac, tic tac…
- Para los amantes de historias largas, idas y venidas, tensión y demás golpes de efecto: “La soledad de Charles Dickens”, de Dan Simmons. Edita Roca. Novelón. 868 páginas. Sobre ese viaje al abismo que sufrió Dickens cuando casi se mata en un viaje de tren (ya hablamos de esto hace un tiempo en este blog). Su amante del momento, su esposa del momento, sus demonios del momento. Telita.
- Para disfrutar como un enano, para descubrir a un ruso más por descubrir: “El don apacible”, de Mijaíl Shólojov. Edita RBA. Leí una reseña y me imaginé teletransportándome desde alguna playa del mediterráneo a las orillas del Don. Pues eso.
- Y para terminar con un verano que se intuye movidito: “El rival de Prometeo”, editado por Sonia Bueno y Marta Peirano para Impedimenta. Uno de mis temas favoritos de siempre: robots, autómatas, doppelgangers... Con un profe pedante de apellido que rima con formol (no por nada) estuvimos dándole vueltas a los rivales de Prometeo durante dos trimestres en la facultad. Y todavía me debe una explicación de la nota que me puso. ¡Y una peli, pardiez, el muy listillo me debe “Blade Runner”! Damn...
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