viernes, 10 de diciembre de 2010

Amalric


Ayer estuve mirando fotos familiares y descubrí un parecido bastante extraordinario entre Otto y su abuelo. Wow, qué cosa tan rara, siendo familia. Sí, pero es que me doy cuenta con los años que las semejanzas discurren por caminos inescrutables (amén), que los gestos, los guiños van y vienen, y vienen y van. Ayer vi a un Otto con sesenta años, calvete y entrañable. También vi un parecido extraño entre el abuel de Otto (y por lo tanto, Otto) con mi actor francés favorito, el gran Mathieu Amalric. ¡Cómo me gusta este tipo, pardiez!

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