…o lo que es lo mismo, bellezas desnudas en el metro de la capital francesa.
Inadecuación pragmática, descontextualización, sensualidad con olor a raíl y grafitti.
El polifacético fotógrafo (efectos especiales, vídeos musicales, spots) Jam Abelanet se sacó de la chistera estos “Nues dans le mètro” la primavera de 2008. Y nosotros nos quitamos el sombrero porque nos gustan los desnudos, nos gusta el metro y, qué demonios, nos gusta París.
Me dicen que se puede encontrar por ahí el casi descatalogado libro “Fantaisies Souterraines”, basado obviamente en esta serie fotográfica. Y me entero también que, para variar, a las autoridades no les gustó mucho esta expo. Mejor dicho, ni la expo ni la forma en que fueron tomadas las fotos: no se pidieron permisos (no los hubieran otorgado) y Abelanet tuvo la suerte de ser multado una única vez (la módica cantidad de 25€, abonada al momento) durante los cinco meses que trabajó en el metro. Abelanet ya tiene demandas acumuladas desde hace tiempo, pero ahora París quiere su cabeza. Aprovecho para recomendar su también polémica serie “Petite image sans gravité”. Chula chula.
Inadecuación pragmática, descontextualización, sensualidad con olor a raíl y grafitti.
El polifacético fotógrafo (efectos especiales, vídeos musicales, spots) Jam Abelanet se sacó de la chistera estos “Nues dans le mètro” la primavera de 2008. Y nosotros nos quitamos el sombrero porque nos gustan los desnudos, nos gusta el metro y, qué demonios, nos gusta París.
Me dicen que se puede encontrar por ahí el casi descatalogado libro “Fantaisies Souterraines”, basado obviamente en esta serie fotográfica. Y me entero también que, para variar, a las autoridades no les gustó mucho esta expo. Mejor dicho, ni la expo ni la forma en que fueron tomadas las fotos: no se pidieron permisos (no los hubieran otorgado) y Abelanet tuvo la suerte de ser multado una única vez (la módica cantidad de 25€, abonada al momento) durante los cinco meses que trabajó en el metro. Abelanet ya tiene demandas acumuladas desde hace tiempo, pero ahora París quiere su cabeza. Aprovecho para recomendar su también polémica serie “Petite image sans gravité”. Chula chula.
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