Escribe Robert Walser en su "Vida de poeta" (Ed. Alfaguara, 2003), cuando el protagonista -un poeta de primera linea- recibe un certificado de despido en el que sus jefes dicen lo siguiente:
"Jamás podremos olvidar sus extraordinarios trabajos sobre papel secante (...) y para que sus refinadas dotes no caigan en terreno baldío nos sentimos obligados a implorarle que nos deje".
Sería bonito que a uno le despidieran por excesiva competencia o porque comprendieran que el talento malgastado de alguno de sus subordinados es algo que no se puede admitir.
Este es el pequeño homenaje de Otto a Z. S. El que quiera entender, que entienda. El que no, arreando.
"Jamás podremos olvidar sus extraordinarios trabajos sobre papel secante (...) y para que sus refinadas dotes no caigan en terreno baldío nos sentimos obligados a implorarle que nos deje".
Sería bonito que a uno le despidieran por excesiva competencia o porque comprendieran que el talento malgastado de alguno de sus subordinados es algo que no se puede admitir.
Este es el pequeño homenaje de Otto a Z. S. El que quiera entender, que entienda. El que no, arreando.
Mi querido Otto, aplíquese usted el cuento.
ResponderEliminarY la foto me encanta, jeje, bien buscada.
Por cierto, qué bonito que el lunes le encuentre a uno fumando y contando un inesperado botín.
Beso grande.