jueves, 12 de noviembre de 2009


Escribe Robert Walser en su "Vida de poeta" (Ed. Alfaguara, 2003), cuando el protagonista -un poeta de primera linea- recibe un certificado de despido en el que sus jefes dicen lo siguiente:

"Jamás podremos olvidar sus extraordinarios trabajos sobre papel secante (...) y para que sus refinadas dotes no caigan en terreno baldío nos sentimos obligados a implorarle que nos deje".

Sería bonito que a uno le despidieran por excesiva competencia o porque comprendieran que el talento malgastado de alguno de sus subordinados es algo que no se puede admitir.
Este es el pequeño homenaje de Otto a Z. S. El que quiera entender, que entienda. El que no, arreando.

1 comentario:

  1. Mi querido Otto, aplíquese usted el cuento.
    Y la foto me encanta, jeje, bien buscada.
    Por cierto, qué bonito que el lunes le encuentre a uno fumando y contando un inesperado botín.
    Beso grande.

    ResponderEliminar