Repasando “Solaris” de Tarkovsky (esas son las cosas que se pone Otto a ver cuando está de resaca) y su cantidad de referencias bíblicas (¿o me lo parece a mí?), he pensado en algunos cuadros de Chagall, ese pintor malo-bueno que tanto me inquieta. La película contiene unas imágenes portentosas, casi como de bodegón, de cuadro congelado, que remiten también a Brueghel (esta era fácil porque incluso el jardín congelado de la casa del protagonista es calcado a “Cazadores en la nieve” del pintor holandés del siglo XVI). Me apasiona la idea de gravedad cero que se intuye en la novela y se fragua en la película de Tarkovsky con una preciosa imagen de “la pareja protagonista” elevándose durante unos segundos en la sala de estar de la estación Solaris, una habitación que es como una biblioteca o un salón clásico. Lem, Tarkovsky, Chagall, Brueghel…eso es talento. El resto es silencio.
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